Como distinguir una buena lata de anchoas del cantábrico:
Las anchoas conservan su punto de máxima calidad si son consumidas en los siguientes 8-10 meses de ser enlatadas y después de 1 año en salazón. A partir de esta fecha comienza una degradación del producto en cuestiones como el color, la textura y el sabor. Compruebe en latas y frascos la fecha de envasado o número de lote.
Abrir la lata para estabilizar la temperatura en el caso de que esté fría.
El aceite de oliva debe estar limpio, brillante y ser suave para potenciar el sabor y aromas del filete. Aceite con “nubes” identifican a una anchoa vieja.
Los filetes deben de estar bien ordenados y de tamaño homogéneo, siempre enteros y limpios de espinas.
Desconfíe de latas o frascos que incluyan recortes de anchoa, denotan falta de control de calidad.
El color debe ser uniforme de tonalidad marrón-rojizo intenso, sin marcas de sangre o piel, con la espina central apenas dibujada. Cuanto más tiempo tiene la anchoa más se marcará esta espina. Un color marrón apagado y una anchoa excesivamente blanda significa que la anchoa es vieja.
La textura de los filetes debe ser tersa y masticable, de grosor coherente, en ocasiones se ven filetes de anchoa demasiado finos, esto quiere decir que se han aplastado para dar la impresión de ser más grandes, consiguiendo de este modo romper las fibras, extraer los jugos propios del pescado, reblandeciendo y envejeciendo prematuramente el producto.
El color oscuro y la textura pastosa es característico de las anchoas traídas de Chile o Perú. Las anchoas argentinas además poseen unas espinas más duras y son más saladas que las del cantábrico.
El sabor de la anchoa del cantábrico debe ser ligeramente salado, con un aroma característico e inconfundible.
Disfrute con el sabor de unas auténticas anchoas del cantábrico. ¡¡Y no olvide mojar el pan en el aceite!!